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jueves, 29 de octubre de 2015





                 El perro y el mono


Un hermoso perro ovejero estaba paseando por los alrededores de la propiedad de su amo. Ese día se sentía el animal más  dichoso y especial del planeta. Su amo lo había liberado de sus cadenas por un rato. El perro estaba gordo y su pelo brillaba. Corría de un punto a otro alegre. En esto estaba cuando vio a un mono sentado sobre la rama de un manzano. El mono tenía una cara de tristeza y melancolía tan marcada que despertaba la mas enorme de las lastimas. El primate tenía tres días  sin comer! Había viajado mucho durante días sin encontrar algun alimento. Al sentirse agotado, y derrotado por su amargo hado, una honda depresion invadió su corazón. Cuando el bello perro lo observó, se acercó al árbol en el cual yacía el mono y comenzó a platicar con el primate. - Hola amigo mono! Cómo estás? Qué me cuentas de tu vida? El can movía su cola felizmente. - Bueno, qué te puedo decir perro? He recorrido todo mi pais de punta a punta sin encontrar que comer! Ya no tengo fuerzas para seguir buscando. Siento que hoy es el gran día de mi triste muerte! Ay de mí, amigo  perro! La mala suerte me persigue a donde quiera que voy! Mi hambruna es tan grande que veo la negra muerte y su guadaña al pie de éste árbol! - Ay mono, repuso el perro con pesar, tu sufres porque quieres. Ven a vivir a mi casa! Seras muy feliz. A mi no me hace falta nada! Aceptas mi invitación? - Espera un segundo. Antes de cualquier cosa cuentame un poco mas de tu vida. Cómo es que vives muy bien? Cómo le haces para tener esa imagen tan impecable y hermosa? Mira mi aspecto! Doy tanta lástima que me ofreces tu casa. Por lo que veo te cuidas muy bien perro. El perro veía con pena al decrépito mono. - Vivo con mi amo en aquélla mansión que ves a tu izquierda. Es un paraíso vivir allí! Nunca me hace falta la comida, al contrario, tengo de sobra. Mi amo tiene muchos animales en su mansión. A todos los cuida bien. - Suena muy tentador. Veo que traes algo brillante alrededor de tu cuello. Tu pelo brilla. Y qué haces todos los días perro? A donde vas? Qué lugares conocéis cerca de por aquí? El can agachó su cabeza un ratito. - Lo que traigo en el pescuezo es mi collar de oro y diamantes! Mi amo me lo puso para poderme encadenar. Todos los días cuido el rebaño de ovejas de mi amo. Soy un perro ovejero de pura sangre. Cuido la propiedad de mi amo. Si alguien quiere robarlo yo le alerto. No puedo salir lejos de aquí porque perjudicaría a mi amo. Me cuida muy bien para que yo le sirva. Ven conmigo mono. Te presentaré con mi amo. Acabaras con tu mala suerte y tu desgracia! Yo se que te va a encantar! Lo tendras todo! El mono seguía sentado sobre la rama sin poderse mover de lo debil que estaba. - Asi que tú, amigo perro, intentas sacarme de mi triste destino? Sabes que yo conosco cada punto de esta nación? Por ejemplo; en donde ahora estamos, es el centro del planeta en que vivimos! No lo sabías verdad. Bueno, ignoras muchas cosas y por eso te reconfortas con lo básico. Conosco lugares que nadie sabe que existen. Pero bueno, voy a tratar de ignorar la negra muerte que yace al pie de este árbol, y te seguiré. Aunque la idea de que me pongan una cadena me aterra en sobremanera! - A ti no toca cadena amigo, para ti será una jaula. Tranquilo, baja del árbol y conoceras tu nuevo hogar! En aquel momento el mono sintió un fuerte dolor de estómago. Un mareo siniestro se adueñó del infeliz. - Una jaula dices! Y en ella me encierran? Tal como le hacen con los presos humanos? Me duele el estómago y la cabeza me da vueltas como un trompo. Todo lo que he buscado en mi vida a sido felicidad! En aquel instante todo se volvió oscuro para el mono. Derrotado por la debilidad su cuerpo se precipitó al suelo. Quedó colgado con su cola de aquella rama. El perro abajo lo veía alarmado sin saber qué hacer. De pronto, el can escuchó que algo tronaba macabramente. El mono se soltó de la rama y aquel frondoso árbol cayó al suelo junto con el primate. Ambos cayeron encima del perro. De aquel finísimo perro ovejero, solo se veían los huesos; la sangre y un montón de tripas hediondas desparramadas en el suelo. Y así  terminó esta historieta.

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